Me he tomado la libertad de traer a nuestra web de noticias un poco de la riqueza cultural nacional de nuestro país. Esta magnífica obra ha tardado más de 17 años en realizarse. Alfons Mucha viajó por los países eslavos para absorber todos los factores esenciales, o más bien raíces, como él dice, y así pudo dar cuenta de lo rica que es la nación checa. Por ello, creo que cuándo más deberíamos pensar en este tesoro nacional de forma tan tópica como hoy. Os deseo a todos una experiencia maravillosa, y espero también que os enriquezca espiritualmente. Cada semana presentaremos uno de los cuadros de Mucha pertenecientes a este raro y extraordinario ciclo.
Unas palabras introductorias del propio creador de la epopeya eslava
"...ya en 1900 resolví dedicar la segunda mitad de mi vida a un trabajo que contribuyera a construir y fortalecer en nosotros el sentimiento de conciencia nacional.
Estoy convencido de que el desarrollo de cualquier nación sólo puede continuar con éxito si crece de forma orgánica y continua a partir de sus propias raíces, y que el conocimiento de su pasado histórico es esencial para preservar esta continuidad.
En la literatura tenemos hermosas obras que ponen ante la nación - el pueblo - el curso de nuestra historia - ahora gloriosa - ahora triste.
Incluso en la música, las sinfonías y los ciclos relacionados con nuestra historia despiertan el amor a la patria a través del arte. Quería hablar a mi manera al alma de la nación, al milagro físico que más rápidamente trae impresiones a la conciencia.
La imagen tiene un efecto agresivo, diría yo: penetra en el alma con los ojos abiertos, a pesar de todo. Corresponde al observador hacer con ella lo que quiera. Puede pasar por encima de ella sin admitirla en su conciencia o, seducido por el exterior de la obra, puede detenerse ante ella y tal vez incluso buscar su contenido y significado, y finalmente encontrar en ella el núcleo, ya sea de belleza o de verdad, por el que surgió.
Este trabajo, ahora completado, lo consideré mi deber. La realización de una obra tan grande sin medios materiales era imposible.
Un amigo mío, el Sr. Charles R. Crane, que, aunque norteamericano, siente un gran amor por los estudios eslavos, comprendió mis aspiraciones y me ayudó a realizar mi sueño. En 1910, en Chicago, acordamos que él ayudaría a sufragar el coste de mi obra, que sería regalada a la ciudad de Praga.
He visto en todas las imágenes de todo lo que podría parecerse a las disputas austeras y la sangre derramada en las disputas.
El propósito de mi trabajo nunca ha sido derribar, sino siempre construir, tender puentes, pues todos debemos alimentarnos de la esperanza de que toda la humanidad se unirá, y tanto más fácilmente cuanto mejor se conozcan.
Me alegraré si se me permite contribuir con mi modesta fuerza a este conocimiento, al menos por el momento en nuestra familia eslava."
Praga 1928, Alfons Mucha
redactor jefe gnews.cz/Jan Vojtěch
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