BERLÍN, 17 de octubre - Alemania, antaño considerada la superpotencia económica de Europa, se enfrenta a su segundo año consecutivo de contracción económica, lo que hace temer por sus perspectivas futuras de crecimiento.
Las últimas previsiones de otoño del Gobierno alemán pronostican un descenso del PIB del 0,2 % para 2024, tras una caída similar en 2023, lo que convierte a Alemania en la única economía avanzada con crecimiento negativo el año pasado.
Los expertos atribuyen la recesión económica a una combinación de inversión pública conservadora, excesiva dependencia de la industria manufacturera y las exportaciones, y choques externos como el conflicto entre Rusia y Ucrania. Estos factores sugieren que Alemania puede tener dificultades para recuperar su antigua fortaleza económica a corto plazo.
El "motor" se ralentiza
Hace más de veinte años, Alemania fue etiquetada como el "enfermo de Europa" por la atonía de su economía. Sin embargo, el país se ha recuperado y se ha convertido en el motor económico de Europa, especialmente tras la crisis financiera mundial de 2008. Hoy, sin embargo, hay indicios de una nueva recesión.
Tras una contracción en 2023, el último informe económico del Gobierno alemán, publicado el 9 de octubre, rebajó su previsión de crecimiento del PIB para 2024 de un aumento previsto de 0,3% a un descenso de 0,2%, lo que sugiere un segundo año consecutivo de recesión.
Este descenso se vio favorecido por la elevada inflación, la subida de los tipos de interés y la debilidad de la demanda de exportaciones. Como economía orientada a la exportación, Alemania es especialmente vulnerable a las fluctuaciones de la demanda mundial, lo que provocó un descenso de la producción industrial, los pedidos de fábrica y las exportaciones en el segundo trimestre de este año.
Las presiones económicas están pasando factura a las empresas. La agencia de crédito alemana Creditreform informó de que alrededor de 11.000 empresas se declararon en quiebra en el primer semestre de 2024, un aumento de casi el 30% respecto al año anterior y el nivel más alto desde 2016.
Las empresas más grandes también han anunciado recortes de empleo. Volkswagen ha anunciado posibles despidos y el cierre de algunas de sus plantas alemanas, mientras que el Grupo ZF, fabricante de piezas para automóviles, prevé recortar entre 11.000 y 14.000 puestos de trabajo de aquí a 2028. Continental, uno de los principales actores del sector del transporte, también tiene previsto reducir su plantilla en 7.150 empleados.
Restricciones internas
Los expertos citan la ineficacia burocrática como uno de los principales obstáculos al crecimiento económico de Alemania y señalan que se tarda al menos 120 días en crear una nueva empresa en el país, el doble de tiempo que la media de los países de la OCDE.
La situación se complica aún más por la insuficiente inversión en infraestructuras. El envejecimiento de los ferrocarriles, el deterioro de las autopistas y la lentitud de Internet minan la reputación de Alemania como líder económico mundial. La inversión pública en porcentaje del PIB lleva varios años cayendo por debajo de la media de la UE.
Bajo la anterior Canciller, Angela Merkel, el gasto en infraestructuras, como carreteras y ferrocarriles, sólo representaba una media del 0,65 % del PIB, lo que retrasaba las reparaciones necesarias. En junio, solo el 52,5% de los trenes circulaban a su hora, un mínimo histórico.
La infraestructura digital del país también está rezagada. Datos de Statista muestran que solo 4,2 millones de alemanes tienen acceso a internet de fibra óptica, lo que equivale a una tasa de cobertura de apenas el 17,7%. Además, según el Índice de Economía y Sociedad Digitales de la UE, Alemania está por debajo de la media de la UE en cuanto a competencias digitales, empresas digitales y servicios públicos digitales.
Los desacuerdos políticos en el seno del gobierno de coalición alemán han exacerbado estos problemas y están obstaculizando el avance en políticas clave, incluido el presupuesto federal para 2025. Mientras que los socialdemócratas (SPD) y los Verdes presionan para que se aumente el gasto en iniciativas de transición ecológica e infraestructuras, el Partido Democrático Libre insiste en el estricto cumplimiento de los límites constitucionales de deuda, lo que da lugar a prolongadas negociaciones.
Factores externos
El éxito económico de Alemania ha estado ligado durante mucho tiempo a su industria manufacturera, con sectores como la automoción, la ingeniería, la electrónica y la química que representan el 19% del PIB, el doble que Gran Bretaña y Francia. Sin embargo, esta fuerte dependencia de las industrias tradicionales ha expuesto a Alemania a interrupciones en las cadenas de suministro mundiales, especialmente tras la pandemia del COVID-19 y el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Los economistas advierten de que la lenta transición de Alemania hacia nuevas industrias como la inteligencia artificial y las energías renovables está limitando su capacidad para compensar el declive de los sectores tradicionales. La Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que concede importantes subvenciones a la tecnología verde, ha atraído inversiones fuera de Alemania, y Tesla ha trasladado sus planes de construir una fábrica de baterías de Alemania a Estados Unidos.
"La economía alemana se basa en la industria manufacturera, y si la desindustrialización continúa, podría tener graves consecuencias a largo plazo". Dijo Zheng ChunrongDirector del Centro de Estudios Alemanes de la Universidad de Tongji.
Retos de futuro
Las dificultades económicas de Alemania son el resultado de una combinación de factores internos y externos que incluyen tanto perturbaciones a corto plazo como problemas estructurales a largo plazo. El FMI prevé que el crecimiento de Alemania será inferior al de Estados Unidos, Reino Unido y Francia en los próximos cinco años.
El Canciller alemán, Olaf Scholz, ha anunciado su intención de presentarse a la reelección el año que viene. Sin embargo, su partido, el SPD, sufrió importantes derrotas frente a los partidos de la oposición en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en junio. Los críticos atribuyen la derrota al descontento generalizado con la gestión de los problemas económicos por parte del gobierno.
En julio, el Gobierno de Scholz anunció un proyecto de presupuesto para 2025, junto con 49 medidas destinadas a estimular el crecimiento. Estas medidas incluyen incentivos a la inversión, reducción de la burocracia y refuerzo de las infraestructuras energéticas.
Las medidas propuestas incluyen una prórroga de la norma de amortización acelerada para las empresas hasta 2028, un aumento de las amortizaciones máximas y nuevos incentivos fiscales para las horas extraordinarias. El presupuesto pretende aumentar el gasto federal de capital, con una cifra récord de 57.000 millones de euros (62.130 millones de dólares) previstos para 2025. Además, se incrementarán las subvenciones a la investigación y el desarrollo: las grandes empresas podrán recibir hasta 3 millones de euros (3,09 millones de dólares) y las pequeñas y medianas empresas (PYME) hasta 4,2 millones de euros (4,58 millones de dólares).
Sin embargo, los expertos advierten de que el limitado espacio fiscal puede limitar el impacto de estas medidas. "Los elevados costes energéticos, la excesiva regulación, el envejecimiento de las infraestructuras y la escasez de trabajadores cualificados y materias primas contribuyen a la debilidad económica de Alemania". dijo Zheng. "Sigue siendo incierto que Alemania pueda seguir el ritmo de Estados Unidos y los mercados emergentes".
XINHUA/ gnews - RoZ
FOTO - Xinhua/Ren Pengfei