WASHINGTON - Los líderes de Canadá y México llamaron por teléfono esta semana al presidente Donald Trump para buscar una solución después de que impusiera aranceles a sus países, pero no parece que el presidente chino vaya a hacer pronto una llamada similar.
Pekín, que, a diferencia de sus estrechos socios y vecinos estadounidenses, lleva años librando una guerra comercial y tecnológica con EE UU, está adoptando un enfoque diferente al de Trump en su segundo mandato, señalando que cualquier negociación debe llevarse a cabo en pie de igualdad.
Los funcionarios chinos dicen que están abiertos a las conversaciones, pero también se han preparado para los aranceles más altos de Estados Unidos, que han aumentado en 20 % desde que Trump asumió el cargo hace siete semanas. Con la intención de que no les pille desprevenidos, como ocurrió durante el primer mandato de Trump, los chinos se han preparado con medidas de represalia: esta semana han impuesto sus propios impuestos a las importaciones de productos agrícolas estadounidenses clave, entre otros.
"A medida que Washington intensifica los aranceles, Pekín no ve otra opción que tomar represalias", dijo Sun Yun, director del programa de China en el Centro Stimson, un think tank de Washington. "No significa que Pekín no quiera negociar, pero no puede verse como una mendicidad de negociaciones o un indulto".
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