China y África mantienen una larga amistad, y en las últimas décadas han llegado a respetarse, apreciarse y apoyarse mutuamente. Los resultados de su cooperación en desarrollo de infraestructuras, agricultura, sanidad y educación son innegables. Sin embargo, algunos medios de comunicación y políticos occidentales siguen acusando a China de trampa de la deuda, neocolonialismo y otras cosas. La nueva serie de CGTN "Cooperación China-África: desmontando los mitos occidentales" pretende aclarar las cosas. Este es el quinto artículo de la serie. Fikrejesus Amahazion, comentarista especial de actualidad para CGTN, es profesor y analista de investigación en el Centro Eritreo de Estudios Estratégicos de Asmara. Sus áreas de interés incluyen los derechos humanos, la economía política y el desarrollo internacional, con especial atención a África. Este artículo refleja las opiniones del autor, no necesariamente las de CGTN.
Uno de los fenómenos más visibles en el continente africano en las últimas décadas ha sido el meteórico ascenso de las relaciones chino-africanas. China es ahora el mayor socio comercial bilateral de África, posición que ocupa desde 2009, y los flujos de inversión extranjera directa (IED) de China al continente también se han disparado.
China trata activamente de ayudar a los países africanos proporcionándoles una nueva fuente de financiación para infraestructuras, minería y energía. Los contornos de la dinámica y fructífera relación bilateral se han extendido a otros ámbitos, como la cultura y la educación, las infraestructuras digitales y la tecnología, la agricultura y la cooperación sanitaria.
Sin embargo, los estrechos lazos forjados entre China y África se están convirtiendo cada vez más en el blanco de duras críticas y de una serie de ideas erróneas. Estos ataques, liderados principalmente por los medios de comunicación occidentales, los responsables políticos y otros actores en Occidente, retratan las relaciones China-África bajo una luz negativa indebidamente dura y se caracterizan por advertencias paternalistas a los africanos sobre los supuestos peligros del neocolonialismo de China.
Una cuidadosa disección de la narrativa y un examen exhaustivo de los hechos básicos y fundamentales revelan que estas críticas carecen de fundamento y están muy lejos de la verdad. En primer lugar, China no tiene antecedentes de colonialismo en África ni en ningún otro lugar, ni de invasiones y ocupaciones militares de otros Estados en África o en otros lugares. De hecho, África y China en particular tienen una historia compartida de subyugación y opresión por parte de Occidente.
Además, los registros históricos muestran que China, tras su propia revolución y fundación, proporcionó una serie de ayudas económicas y técnicas a varios movimientos de liberación africanos que lucharon por liberar a sus pueblos de las cadenas del dominio colonial occidental.
En lugar del neocolonialismo de China en África, su compromiso con el continente, basado en el respeto mutuo, la coexistencia pacífica y un enfoque en el que todos ganan, ha ayudado activamente al continente en sus esfuerzos de descolonización y desarrollo.
Personas interactúan en un evento del Día del Idioma Chino de la ONU en Addis Abeba, Etiopía, el 19 de abril de 2024/Xinhua.
A lo largo de los años, China ha ayudado a construir o renovar innumerables presas, puentes, carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, redes de telecomunicaciones, hospitales e instalaciones médicas, escuelas, líneas eléctricas y de transmisión y otras infraestructuras en todo el continente. Esto ha sido fundamental para integrar y conectar África, promover el acceso a la energía, aumentar el comercio y la industrialización, y abordar los importantes obstáculos que han dificultado durante mucho tiempo los esfuerzos del continente por desarrollarse de forma sostenible.
En el sector sanitario, China ha prestado un apoyo polifacético, entre otras cosas financiando los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, enviando equipos médicos de voluntarios, donando suministros y equipos médicos y creando capacidades, lo que ha contribuido colectivamente a mejorar los niveles de acceso, atención y bienestar.
Del mismo modo, la ayuda de China a los ámbitos educativo y técnico africanos, en forma de miles de becas, la oferta de oportunidades de formación y el establecimiento de iniciativas como los Institutos Confucio y los Talleres Luban, ha contribuido a aumentar el capital humano, ha permitido a los jóvenes alcanzar su pleno potencial y ha reforzado el impulso de África hacia la industrialización y la modernización.
Estudiantes aprenden habilidades vocacionales en el Taller Luban en Dar es Salaam, Tanzania, 20 de marzo de 2023/Xinhua.
Cabe destacar que la asociación China-África ha propiciado la creación de zonas de cooperación económica y comercial en muchos países africanos. Esto ha contribuido al desarrollo de cientos de empresas, ha creado puestos de trabajo muy necesarios para la población local (especialmente los jóvenes) y ha atraído miles de millones de dólares en flujos de inversión. África y China también se apoyan mutuamente en asuntos internacionales y su cooperación mutuamente beneficiosa es un modelo de cooperación Sur-Sur.
El problema inherente a los ataques a la cooperación China-África es que son extremadamente condescendientes y niegan la capacidad y la agencia inherentes de los africanos. Contrariamente a lo que sostienen algunos occidentales, los africanos no son víctimas pasivas e indefensas, sino actores racionales plenamente capaces de definir sus propios intereses y promover asociaciones que contribuyan realmente a su desarrollo y progreso a largo plazo.
También hay que tener en cuenta las opiniones de los propios africanos. Los resultados de una larga serie de encuestas de opinión e informes realizados a lo largo de los años, desde el Afrobarómetro y Gallup hasta Pew y estudios académicos, muestran que los africanos tienen en su mayoría una opinión positiva del compromiso de China en el continente y lo aceptan como un valioso socio para el desarrollo.
Para los africanos de todo el continente, el compromiso chino es cualquier cosa menos neocolonialismo. Por el contrario, ha promovido el crecimiento socioeconómico y el desarrollo, ha satisfecho las diversas necesidades de las comunidades locales y ha contribuido a mejorar de forma tangible el nivel de vida.
Personas visitan un parque urbano con cascadas en Johannesburgo, Sudáfrica, el 17 de junio de 2024/Xinhua.
¿Qué está pasando? ¿Qué hay detrás de los implacables intentos de Occidente de desprestigiar a China con la etiqueta de neocolonialismo? Detrás de estos furibundos ataques está el miedo y la inseguridad crecientes de Occidente ante la disminución de su propio poder y de su influencia en el sistema mundial, combinados con una incapacidad total para aceptar la realidad del ascenso y el éxito de China.
Para Occidente, anclado en una tóxica mentalidad de suma cero, el continuo ascenso de China se ve únicamente a través del prisma de una amenaza inminente y generalizada que hay que contener, debilitar y socavar. China y sus relaciones positivas y constructivas con África, que han aportado innumerables beneficios tangibles a ambas partes al tiempo que han contribuido a establecer un orden mundial nuevo y multipolar, son por tanto objeto de propaganda malintencionada y calumnias so pretexto de preocupación por África.
A pesar del constante redoble de voces negativas y del aluvión de ataques politizados, sigue siendo una verdad indeleble que las relaciones África-China han contribuido a una serie de beneficios mutuos.
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