Una actuación de bailarines del Teatro Chino de Ópera y Danza transforma el escenario en poesía en movimiento. Las yemas de los dedos se convierten en pinceles, las mangas anchas en tinta: la danza se convierte en una interpretación visual de textos antiguos.
Cada remolino de las faldas evoca una flor de loto en flor, los gráciles movimientos de las manos recuerdan el movimiento de los peces en el agua. La pureza del loto y la despreocupación de los peces, plasmadas en los clásicos de la literatura china, cobran vida a través de la danza, que conlleva una profunda carga poética.
Uno de los bailarines recita un famoso pasaje de los escritos de Sobre el amor a los lotos del pensador chino Zhou Dunyi: "Sale del barro, pero sigue sin mancharse". A continuación, un grupo de seis intérpretes representa la escena descrita en el texto de Liu Zongyuan Notas sobre las piedras pequeñasdonde los peces juegan en el agua cristalina, como si ellos mismos fueran versos en movimiento.
Así pues, la danza no sólo sirve como experiencia estética, sino también como puente entre las ideas antiguas y el espectador contemporáneo: un diálogo silencioso entre texto, cuerpo y emociones.