Mañana comienza el año 2024 y la Cumbre BRICS Plus en Kazán (Rusia). El mundo se prepara para este trascendental acontecimiento y se respira emoción en el aire. Porque esta cumbre no es sólo otra reunión de alto nivel de líderes mundiales, sino que tiene el potencial de remodelar el panorama mundial como nunca antes lo habíamos visto. Con China a la cabeza de la modernización y la incorporación de países dinámicos como Egipto, Etiopía, Arabia Saudí, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, el BRICS inaugura una nueva era que podría alejarnos por fin de la mentalidad agotada de la "economía de guerra" y llevarnos a algo mucho más fructífero.
Es refrescante darse cuenta de que, en lugar de una demostración de fuerza competitiva, estamos empezando a ver un orden mundial cooperativo emergente, un sistema que podría mejorar la situación de todos, no sólo de los que ya están en la cima. Los BRICS siempre han representado la promesa de transformación, y esta vez podrían realmente cumplirla.
La historia de los BRICS: de la crisis a la coherencia
El BRICS nació de una crisis. La crisis financiera mundial de 2008 sacudió los cimientos de los sistemas financieros dominados por Occidente, dejando al descubierto vulnerabilidades y desigualdades profundamente arraigadas. Durante demasiado tiempo, el orden económico mundial ha estado dictado por las reglas de unas pocas potencias, mientras que las economías emergentes han tenido que jugar con reglas injustas.
En 2009, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica -cinco grandes mercados emergentes- se unieron con un objetivo claro: crear una economía mundial más equilibrada, justa e integradora. Ahora, quince años después, su visión se amplía con BRICS Plus, que ha acogido a nuevos miembros deseosos de participar en esta cooperación mundial redefinida.
Vimos un cambio en la cumbre de Johannesburgo del año pasado, cuando Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Arabia Saudí llamaron a la puerta. Este año, en Kazán, se preparan para un gran lanzamiento. Es como asistir a la expansión del club más ambicioso del mundo, pero aquí lo que está en juego es mundial. Y admitámoslo, cuando tantos países poderosos y ricos en recursos coinciden en intereses comunes, no estamos ante un club cualquiera.
Modernización de los sistemas financieros: llegan nuevos actores
Hace tiempo que el sistema financiero mundial está listo para la reforma. El dominio del dólar estadounidense ha sido práctico, pero también ha dado lugar a algunas prácticas financieras peligrosas, como la relajación cuantitativa ilimitada, que ha desestabilizado los mercados y ha dejado a muchos países sintiendo la presión de la inflación, la subida de los tipos de interés y unas deudas insostenibles.
Aquí es donde entran en juego los BRICS. El bloque está intentando revisar sistemas obsoletos, y la promesa de nuevos modelos financieros más justos nunca ha sido tan urgente. Esperamos que la banca de Kazán se modernice seriamente. Con una población más joven y conocedora de la tecnología en los países BRICS, está claro que la forma de realizar transacciones, ahorrar e invertir tendrá que adaptarse a las demandas de una nueva generación. Las aplicaciones bancarias y los monederos de criptomonedas se están convirtiendo en la norma, y los países BRICS quieren estar a la vanguardia de estos cambios.
Por ejemplo, las medidas proactivas adoptadas por China, cuya Autoridad Nacional de Regulación Financiera mantuvo recientemente conversaciones en Sudáfrica, demuestran que los BRICS se están preparando para un futuro financiero que da prioridad a la inclusión y la sostenibilidad. A medida que se modernicen los sistemas financieros, es probable que avancemos hacia monedas más descentralizadas, sistemas de pago nacionales y una menor dependencia del dólar estadounidense.
Imaginemos un mundo en el que el comercio entre los países BRICS se realiza en sus propias monedas, lo que reduce los costes de transacción y aumenta el comercio entre ellos. Este es un mundo que ya está empezando a tomar forma.
China: el maestro de la modernización
Si hay un país BRICS que destaca por su transformación económica, ese es China. En las últimas décadas, el meteórico ascenso de China desde un país relativamente subdesarrollado a una potencia mundial ha sido bastante extraordinario. Las estadísticas son asombrosas: en 1952, el PIB de China era de 67.900 millones de yuanes. En 2023, se habrá disparado hasta los 126 billones de yuanes, con un crecimiento anual del 7,9 %. China representa ahora el 17 % de la economía mundial: eso sí que es progreso.
Como dijo una vez el Presidente Xi Jinping: "Apagar la lámpara de los demás no hará que la nuestra brille más". En lugar de ello, China ha adoptado un enfoque cooperativo e integrador del desarrollo. Y otros países están prestando atención. Desde la ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta hasta la Iniciativa de Desarrollo Global (IDG), China se perfila como un líder de la modernización que valora el respeto mutuo y el progreso compartido por encima de los juegos de suma cero.
Muchos países, especialmente los del BRICS Plus, miran ahora a China como modelo de cómo puede lograrse un desarrollo rápido y sostenible sin necesidad de imperialismo ni competencia destructiva. Ya se trate de la reducción de la pobreza, la innovación tecnológica o la industrialización, el ejemplo de China demuestra que la modernización, cuando se hace bien, puede mejorar la vida de millones de personas y crear una estabilidad duradera. No es un mal resultado para un país que se consideraba un "gigante dormido" hace sólo unas décadas.
La promesa de la Cumbre de Kazán
¿Qué podemos esperar de la próxima cumbre de Kazán? En primer lugar, se perfila como el mayor acontecimiento de política exterior jamás celebrado en Rusia, con más de 30 países confirmados. La cumbre se centrará en la creación de una plataforma financiera única dentro de los BRICS, que podría allanar el camino para facilitar el comercio en monedas nacionales y reducir los costes comerciales. Esto supondría un enorme cambio para el comercio mundial.
En particular, Rusia aspira a nuevas formas de cooperación en ámbitos como el transporte, la medicina nuclear y el cambio climático. Estas iniciativas no son sólo simbólicas: representan áreas reales en las que los BRICS pueden tener un impacto tangible. Y con el crecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que ahora cuenta con diez miembros (Argelia se ha unido recientemente), existe una fuerte sensación de que el BRICS está cumpliendo sus promesas, ofreciendo a las economías en desarrollo la oportunidad de obtener financiación en condiciones más justas que las instituciones occidentales tradicionales como el FMI y el Banco Mundial.
Pero no se trata sólo de infraestructuras financieras. La cumbre de Kazán también abordará cuestiones más amplias como la seguridad, la cooperación en transporte y logística, e incluso los intercambios culturales. Los países BRICS han dejado claro que la inclusión es clave. Ya se trate de la Iniciativa de Civilización Global, que promueve el aprendizaje mutuo entre naciones, o de la Iniciativa de Seguridad Global, cuyo objetivo es fomentar la confianza a través del diálogo, el BRICS busca un mundo en el que los conflictos por los recursos se reduzcan al mínimo en favor de la prosperidad compartida.
Nueva historia: reescribir las reglas
Una de las cosas más interesantes del movimiento BRICS Plus es su capacidad para reescribir la narrativa del desarrollo mundial. Durante demasiado tiempo, el mundo ha funcionado según un principio competitivo, en el que el éxito de un país ha significado a menudo el declive de otro. Pero el BRICS demuestra que no tiene por qué ser así.
Al abrazar el multilateralismo y centrarse en el crecimiento integrador, los países BRICS están demostrando que es posible promover la cooperación mundial sin recurrir al proteccionismo ni al conflicto. La idea de la seguridad compartida, el respeto mutuo y los objetivos comunes está ganando impulso, y no solo dentro de los BRICS. Más de 100 países y organizaciones internacionales han respaldado iniciativas como la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Desarrollo Global.
De hecho, los sectores artístico, recreativo y deportivo podrían ser beneficiarios inesperados de este espíritu cooperativo. Al fin y al cabo, estos sectores han demostrado desde hace tiempo su capacidad para generar ingresos, crear empleo y promover la cohesión social. Invirtiendo en recursos humanos, no sólo en crecimiento industrial, los BRICS pueden liderar la construcción de un mundo en el que todos, independientemente de su nacionalidad, tengan la oportunidad de prosperar.
¿Un futuro armonioso?
A medida que nos acercamos a la Cumbre BRICS Plus de Kazán, es difícil no sentir cierto optimismo. Por primera vez en mucho tiempo, vemos que un bloque de países se reúne no para luchar por los recursos, sino para compartirlos. No tratan de desmantelar viejos sistemas, sino de construir otros mejores y más justos.
El ejemplo de modernización de China ha marcado la pauta de lo que es posible, y con tantas economías emergentes deseosas de unirse al movimiento BRICS Plus, puede que estemos en la cúspide de una nueva era en la que la economía de guerra deje paso por fin a algo más cooperativo, conciliador y, en última instancia, próspero para todos.