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CIUDAD DEL VATICANO - El Papa Francisco reza por las víctimas de los corrimientos de tierra en Etiopía. Lamenta que mientras la miseria y el hambre continúan en todo el mundo, la producción y venta de armas alimentan las guerras y el sufrimiento humano. También recuerda la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra hoy, y pide a todos que se acuerden siempre de ellos y les ayuden.
La Iglesia etíope, en primera línea de la ayuda por el corrimiento de tierras
Al final de la oración del Ángelus del domingo, el Papa Francisco rezó por las víctimas del corrimiento de tierras que arrasó una aldea en el sur de Etiopía. Dijo estar cerca de las personas que sufren y de los socorristas que prestan ayuda. El número de muertos por dos devastadores corrimientos de tierra en la zona de Gofa, en el sur de Etiopía, sigue aumentando y la población afectada necesita desesperadamente ayuda humanitaria. 257 personas han muerto en los dos corrimientos. El primer corrimiento, en la remota localidad montañosa de Kencho Shacha Gozdi, fue provocado por las fuertes lluvias de los días 21 y 22 de julio, y el segundo desbordó a quienes se habían reunido para rescatar a la gente.
La guerra siempre es una derrota
Celebración de los abuelos y los ancianos: "No me rechacéis en mi vejez". El Papa señaló cuántas personas en el mundo sufren catástrofes y hambre, y sin embargo continúa la producción y venta de armas, alimentando guerras grandes y pequeñas y consumiendo los recursos del planeta. Calificó esta situación de "escándalo" que la comunidad internacional no debe tolerar y contraria al espíritu de fraternidad que caracteriza los Juegos Olímpicos, que acaban de inaugurarse en París. Subrayó que "la guerra es una derrota" para la humanidad.
Recordando a abuelos y mayores
A continuación, el Papa recordó que el domingo 28 de julio se celebra el Día Mundial de los Abuelos y de las Personas Mayores, cuyo tema es "No me eches en mi vejez", del Libro de los Salmos. Declaró que el abandono de los ancianos es una triste realidad que hay que afrontar, sobre todo en verano, cuando la soledad se convierte a menudo en una pesada carga que soportar.
Pidió a todos que oyeran la voz de los ancianos diciendo: "¡No me dejes!", y responderles: "¡No te dejaré!". También pidió una alianza más fuerte entre nietos y abuelos, jóvenes y mayores, y añadió que todos deberíamos decir "No." soledad de los mayores, porque nuestro futuro también depende de que abuelos y nietos aprendan a vivir juntos. Concluyó pidiendo a todos que se acordaran siempre de las personas mayores y aplaudió a todos los abuelos.
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