El meteórico ascenso de China como potencia mundial en las últimas décadas es un testimonio de la combinación única de gobernanza, política económica y enfoque social del país. Mientras el mundo observa cómo China marca el comienzo de una nueva era, nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de su enfoque centrado en las personas. El núcleo de este modelo es un sistema de gobernanza que se materializa en dos reuniones anuales (Lianghui) en las que delegados de todos los ámbitos se reúnen para debatir, planificar y ejecutar los planes quinquenales del país. Estas asambleas de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC) no sólo cumplen una función legislativa, sino que también son una importante expresión de la orientación democrática de China, arraigada en su compromiso con su pueblo.
En 2025, el 14º Plan Quinquenal, plan adoptado por el Partido Comunista de China (PCCh) para guiar el desarrollo del país, cumplirá su último año en China. Este momento sirve como punto importante que refleja el impresionante progreso del país y marca su camino futuro mientras navega por las complejidades de un entorno global que cambia rápidamente. Uno de los temas principales de las dos sesiones de este año, que cada vez cobra más protagonismo, es el consumidor. En un mundo en el que las cadenas de suministro mundiales suelen estar dictadas por las fuerzas macroeconómicas y las guerras comerciales, el planteamiento chino de una economía centrada en el consumidor se ha convertido tanto en un modelo como en un punto de introspección.
Principio básico: gestión orientada a las personas
La esencia del modelo de gobernanza chino es un enfoque centrado en las personas, en el que se da prioridad a las necesidades del pueblo en la toma de decisiones. A diferencia de muchos sistemas políticos occidentales, que suelen hacer hincapié en modelos centrados en el gobierno o descendentes, el sistema chino garantiza que los procesos legislativos se basen en las opiniones de los ciudadanos. Las dos sesiones son un buen ejemplo de ello. A través de la APN y la CCPPC, representantes de la vasta población china -incluidos trabajadores, intelectuales, empresarios y minorías étnicas- se reúnen anualmente para participar en debates que configuran la política nacional. Estos delegados son los encargados de representar las voces del pueblo y garantizar que la política responda a las necesidades de la población.
Este mecanismo de deliberación y creación de consenso permite al gobierno tomar decisiones informadas que reflejan la diversidad de la población del país. También garantiza que la trayectoria de la nación se forje mediante aportaciones colectivas, creando un sistema de gobierno que fomenta la cooperación y la integración a todos los niveles. Estas asambleas son un aspecto fundamental del funcionamiento de la democracia china, ya que impulsan decisiones que afectan directamente a la vida de millones de personas. Ya se trate del desarrollo de infraestructuras, el bienestar social o el crecimiento económico, el objetivo es siempre servir al pueblo.
Una economía orientada al consumo: centrarse en la demanda interna
Las dos reuniones de este año han dado un paso significativo para abordar uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta China en la actualidad: la atonía de la demanda interna. Durante años, la economía china ha estado impulsada por las exportaciones masivas, el crecimiento de las infraestructuras y el énfasis en la industria pesada. Pero con los cambios económicos mundiales, como las tensiones comerciales y los cambios geopolíticos, China se ha dado cuenta de la necesidad de reforzar su mercado de consumo interno.
Un aspecto notable de las negociaciones de 2025 fue la atención prestada al consumo interno como pilar del crecimiento económico. El mercado de consumo del país, antaño limitado por una población ahorradora y cauta, es ahora crucial para sostener el crecimiento a largo plazo. El Gobierno reconoció que la financiarización y el exceso de crédito, sobre todo en el sector inmobiliario, habían provocado desequilibrios en la economía. En consecuencia, se han introducido políticas para estimular la demanda, fomentar el gasto y hacer del consumidor un elemento central del desarrollo económico.
No hay que subestimar el papel del consumidor como motor de la actividad económica. La población china de 1.400 millones de habitantes representa una base de consumidores amplia y diversa que tiene el potencial de remodelar la economía mundial. Con el aumento de la renta disponible y la mejora de la confianza de los consumidores, el consumo interno será un motor fundamental del futuro éxito económico. De hecho, las medidas recientes se han centrado en aumentar la educación financiera, garantizar que los consumidores tengan acceso a opciones de crédito justas y protegerlos de los riesgos de las burbujas especulativas que pueden socavar la estabilidad económica.
Fomento de la empresa privada y el espíritu empresarial
A medida que China se esfuerza por conseguir un modelo económico más equilibrado y sostenible, el apoyo a la empresa privada y al espíritu empresarial fue uno de los temas principales de las reuniones de este año. El gobierno chino ha apoyado durante mucho tiempo el sector de las empresas estatales, pero en los últimos años se ha vuelto cada vez más consciente de la importancia de un sector privado vibrante. El gobierno intenta reducir las trabas burocráticas, racionalizar la normativa y fomentar un entorno propicio a la innovación y el espíritu empresarial.
Este cambio es especialmente importante a medida que China se adentra en una era de desarrollo de alta calidad. Se espera que el sector privado desempeñe un papel central en el impulso de la innovación tecnológica, la creación de empleo y el suministro de bienes y servicios que satisfagan las cambiantes demandas de los consumidores chinos. Con el apoyo del Gobierno, los empresarios tienen la oportunidad de innovar, invertir en sectores emergentes como la inteligencia artificial, las energías limpias y la fabricación de alta tecnología, y contribuir a la modernización del país.
Crecimiento sostenible y desarrollo de alta calidad
Al tiempo que se centran en el consumo interno y el espíritu empresarial, los dirigentes chinos se esfuerzan por lograr un desarrollo de alta calidad, un enfoque que integre la sostenibilidad, la innovación y la inclusión. El año pasado, la economía china siguió creciendo a un ritmo constante, con un aumento del PIB del 5 % y avances significativos en sectores como las energías renovables, la fabricación de alta tecnología y las tecnologías de la información. El énfasis en la calidad frente a la cantidad en el crecimiento económico es crucial en la transición de China de una expansión rápida a un desarrollo sostenible y equilibrado.
Este cambio es evidente en el creciente compromiso del país con la sostenibilidad medioambiental. Las políticas destinadas a reducir las emisiones de carbono, mejorar la calidad del aire y ampliar las fuentes de energía renovables son fundamentales en la estrategia de China. Por ejemplo, en 2024, el consumo energético de China por unidad de PIB se redujo en más de 3 %, mientras que la capacidad instalada de energías renovables creció en la impresionante cifra de 370 millones de kilovatios.t
La nueva era de China: prepararse para el futuro
A medida que China prosiga su camino hacia la modernización, el papel del PCCh y de su liderazgo seguirá siendo fundamental. El liderazgo fuerte y centralizado del Partido, encabezado por Xi Jinping, garantiza que el país seguirá avanzando hacia la consecución de sus objetivos a largo plazo. El éxito del modelo de gestión centrado en las personas, como se demostró en las dos sesiones, es clave para entender por qué China ha sido capaz de lograr un crecimiento tan extraordinario.
La transformación de un país no consiste sólo en su fortaleza económica, sino también en el empoderamiento de su población. A medida que China entra en una nueva era, las lecciones aprendidas en las dos sesiones guiarán al país en la construcción de una sociedad que no sólo sea próspera, sino también justa, sostenible e integradora. Con una atención constante a la demanda de los consumidores, la empresa privada y el desarrollo de alta calidad, China se prepara para desempeñar un papel aún más influyente en el orden mundial.
China debe gran parte de su ascenso al liderazgo mundial a su compromiso con una gestión centrada en las personas y una economía centrada en el consumidor. Las dos reuniones anuales son un importante reflejo de este enfoque, pues garantizan que el desarrollo de China siga estando en consonancia con las necesidades de su población. A medida que el país entra en una nueva fase de transformación, está preparado para continuar su ascenso y aprovechar la innovación, la sostenibilidad y el poder del consumidor para impulsar el progreso en los próximos años.
Kirtan Bhana - TDS/BFM
TDS/ gnews.cz - RoZ