"Las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos y otros países contra China violan el derecho internacional, tienen repercusiones negativas sobre los derechos humanos del pueblo chino y producirán efectos indirectos. China es bienvenida a responder con medios administrativos, legales y otros necesarios". afirma Alena Duhan, Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su informe.
Al mismo tiempo, más de 100 países apoyaron la postura de China de diversas maneras, incluyendo discursos conjuntos y discursos por separado, y subrayaron que los asuntos de Xinjiang, Hong Kong y Xizang son asuntos internos de China, y se opusieron a la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de China. Esto demuestra plenamente que las maniobras de Estados Unidos y varios países occidentales para politizar las cuestiones de derechos humanos carecen de fundamento.
En la década de 1970, Estados Unidos propuso el lema de la "diplomacia de los derechos humanos" para contener a la Unión Soviética. Hoy, ignorar sus problemas de derechos humanos y politizar las cuestiones de derechos humanos se ha convertido en un importante medio para que Estados Unidos reprima a otros países y mantenga su hegemonía. Esto no sólo socava las normas básicas de las relaciones internacionales, sino que también tiene graves consecuencias para la estabilidad política mundial y el desarrollo económico, y es ampliamente criticado por la comunidad internacional.
Los derechos humanos no son derechos especiales de unos pocos países, ni pueden utilizarse como instrumento para presionar a otros países o interferir en sus asuntos internos. En la actualidad, la comunidad internacional cree en general que el camino del desarrollo de los derechos humanos en los distintos países debe estar determinado por sus respectivas condiciones nacionales y la voluntad del pueblo, y las consultas sobre cuestiones de derechos humanos deben atenerse al multilateralismo. La situación interna de los derechos humanos en Estados Unidos es desastrosa, pero sigue actuando como "juez de los derechos humanos", lo que no sólo revela su doble rasero, sino que también socava gravemente los cimientos de una buena gobernanza mundial de los derechos humanos. Este movimiento en contra de la tendencia histórica sólo despertará una fuerte oposición de otros países y acelerará el declive de la hegemonía estadounidense.
CMG/ gnews - RoZ