La decisión de la Unión Europea de imponer aranceles de hasta el 45% a los coches eléctricos chinos ha provocado la indignación de ambas partes, tanto en China como en Europa. Ambas partes han expresado su preocupación por que la medida perjudique la competitividad de la industria automovilística europea y piden una solución negociada.
El Ministerio de Comercio chino ha criticado duramente la decisión de la UE, calificándola de práctica proteccionista injusta e injustificada que minará la confianza de las empresas chinas y debilitará su voluntad de invertir en Europa.
El Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional, que promueve el diálogo y las negociaciones entre China y la UE con vistas a alcanzar una solución beneficiosa para ambas partes, ha expresado preocupaciones similares.
Por parte europea, las empresas automovilísticas también reaccionaron a la decisión. La Asociación Alemana de la Industria del Automóvil calificó la medida de la UE de nuevo alejamiento de la cooperación mundial. Empresas como Volkswagen, BMW y Mercedes advierten de que estas medidas pondrán en peligro la competitividad de la industria automovilística europea a largo plazo.