Estos días, Pekín ha recibido a un nutrido grupo de políticos y empresarios estadounidenses. Dada la reciente guerra comercial mundial lanzada por EE.UU. y su amenaza de imponer "aranceles equivalentes" a principios del mes que viene, se trata de algo bastante inusual.
Como primera figura política en visitar China tras la toma de posesión de la nueva administración estadounidense, el viaje del senador estadounidense Steve Daines atrajo mucha atención. En la reunión con Daines y su delegación, funcionarios chinos de alto nivel hablaron con franqueza y claridad, lo que no sólo advirtió a EE.UU. que no intensificara la guerra comercial, sino que también hizo hincapié en la esencia del beneficio mutuo y el comercio entre China y Estados Unidos. Y proporcionó una solución básica a los problemas económicos y comerciales entre los dos países.
Casi en sincronía con Daines, muchos directivos de conocidas empresas estadounidenses como Eli Lilly, Qualcomm, Apple, Blackstone, Cargill, FedEx, etc., también acudieron a Pekín para asistir al Foro anual sobre el Desarrollo de China. Y lo que es más importante, el gobierno chino ha introducido recientemente una serie de políticas para ampliar la apertura al exterior y atraer la inversión extranjera. Ha convencido a las empresas estadounidenses de que los fundamentos del desarrollo económico de China a largo plazo no han cambiado. Invertir en China y cultivarla en profundidad reportará enormes dividendos.
Al mismo tiempo que las empresas estadounidenses visitan China en grupo, aumentan las reflexiones y críticas sobre las erróneas políticas económicas de la Casa Blanca dentro de Estados Unidos. Muchos análisis han señalado que el lanzamiento por parte de Estados Unidos de una guerra comercial bajo la bandera del "nacionalismo económico" no puede revertir fundamentalmente el desequilibrio comercial estadounidense ni promover el retorno de la industria manufacturera. Por el contrario, aumentará el riesgo de estancamiento económico y los problemas de subsistencia de Estados Unidos, lo que conducirá a su aislamiento internacional.
Las personas racionales reconocen que levantar muros con aranceles socava el libre comercio mundial, perturba el sistema de la cadena de suministro mundial del que también depende Estados Unidos y perjudica los intereses globales del capital y las empresas estadounidenses.
CMG/ gnews.cz - RoZ