El juicio por acoso sexual contra Gérard Depardieu es un momento clave para Francia que pondrá a prueba su disposición a enfrentarse a la violencia sexual, especialmente cuando es perpetrada por iconos culturales reconocidos en la era post-Metoo.
Gérard Depardieu, el actor masculino más famoso de Francia, no sólo se enfrentará el lunes, cuando comience su juicio, a dos mujeres que le acusan de agresión sexual, sino también a una nación criticada desde hace tiempo por ignorar los abusos cometidos por figuras poderosas.
El actor, de 66 años, está acusado de agredir a un escenógrafo y a un ayudante de dirección durante el rodaje de una película Les Volets Verts (Las contraventanas verdes) Aunque Depardieu ha sido acusado públicamente de abusos sexuales por más de 20 mujeres, éste es el primer caso que llega a juicio.
Este juicio histórico se considera el caso más importante en Francia desde el MeToo y plantea la pregunta clave: ¿Está el país, famoso por su cultura de la seducción, preparado por fin para pedir cuentas a sus gigantes culturales?
Según los fiscales, Depardieu atrapó a una de las mujeres con las piernas y luego le manoseó la cintura y los pechos delante de los testigos. La escenógrafa, de 54 años, describió el comportamiento del actor en una entrevista concedida en 2021 al medio de investigación Mediapart, recordando cómo Depardieu gritó que debido al calor "ni siquiera puede subir las escaleras"y luego dijo: "Ven y toca mi gran sombrilla. Te la meteré en el (inferior) lotes". Afirmó que entonces la agarró por la fuerza y que tuvo que ser arrastrada por sus guardaespaldas.
La segunda mujer, una ayudante de dirección de 34 años, afirmó haber sido manoseada en el plató y en la calle. Como es habitual en estos casos, la identidad de las denunciantes se mantuvo en secreto para proteger a las víctimas.
Depardieu ha negado todas las acusaciones. En una carta abierta publicada en el diario Le Figaro en octubre de 2023, afirmó con firmeza: "Nunca, de verdad, nunca he abusado de ninguna mujer. Pensar que he dañado o causado malestar a alguien es inaceptable para mí". Y añadió: "Sólo he sido culpable de ser demasiado cariñoso, demasiado generoso o de tener un temperamento demasiado fuerte".
El abogado de Depardieu, Jérémie Assous, calificó la demanda de infundada. También señaló que el actor, que recientemente se sometió a una operación de bypass cuádruple y padece diabetes, asistirá al juicio con pausas programadas para adaptarse a su estado de salud.
En Francia, donde la cultura es lenta a la hora de aceptar los abusos, el juicio es aún más picante. Mientras que Hollywood se ha apresurado a seguir la estela del #MeToo, la industria cinematográfica francesa ha adoptado una postura más vacilante. Algunos han tachado el movimiento de incompatible con los valores franceses, alegando que supone una amenaza para la libertad de expresión y la cultura coqueta de la nación.
Muchos sostienen que el hecho de que Roman PolanskiEl director de cine, condenado en Estados Unidos por mantener relaciones sexuales ilícitas con una menor y acusado por varias otras mujeres, puede seguir viviendo y trabajando en Francia sin mayores consecuencias, lo que es indicativo de la actitud más general del país. Su premio César 2020 al mejor director provocó protestas, entre ellas la de la actriz Adèle Haenel, que se marchó indignada.
Pero el cambio puede estar en camino. En febrero, el director Christophe Ruggia condenado por abusar sexualmente de Haenel cuando era niño. Haenel, que ya abandonó la industria cinematográfica en señal de protesta, es ahora una voz destacada en la lucha contra los abusos.
Judith Godrèche, otra personalidad sin pelos en la lengua, ha acusado a los directores Benoît Jacquot y Jacques Doillon de haber abusado sexualmente de ella en su juventud; ambos niegan las acusaciones.
Pero incluso frente a una cultura cambiante, la resistencia persiste. En 2018, más de 100 destacadas mujeres francesas, entre ellas la actriz Catherine DeneuveEn una carta abierta publicada en Le Monde se defiende la llamada "libertad de acoso" y se argumenta que coquetear no debe equipararse a acosar.
euronews/ gnews.cz - RoZ