Foto: Xinhua/Li Zhenbei
KAHRAMANMARAS, Turquía, 6 feb (Xinhua) -- Un año después de que un doble terremoto devastara el sur de Turquía, cobrándose más de 53.000 vidas y millones de izquierda Sin hogar, la lucha por una vida normal continúa aquí.
En la ciudad de Kahramanmaras, sembrada de escombros y una de las zonas más afectadas, los residentes se aferran a la esperanza de volver a la vida normal mientras prosiguen los esfuerzos de reconstrucción. Ahmet Albayrak, un carnicero de 47 años que vive en Kahramanmaras, aún recuerda el trauma de aquel día. Recuerda la pérdida de vidas, los edificios derrumbados y los meses que pasó intentando reconstruir su negocio. A pesar de las dificultades, Albayrak subraya la importancia de mantener la esperanza y reunir fuerzas para seguir adelante.
"Necesitamos un poco de paciencia y gratitud", dijo Albayrak, y añadió: "Son tiempos difíciles, pero los superaremos".
Albayrak admitió que la suerte de otros es peor, especialmente la de los cientos de miles de personas que viven en refugios provisionales improvisados, conocidos como ciudades contenedoras. Los ambiciosos esfuerzos de reconstrucción del gobierno, respaldados por miles de millones de dólares, aún no se han traducido en fechas concretas para su regreso a casa. Un doble terremoto de 7,7 y 7,6 grados en la escala de Richter sacudió Turquía el 6 de febrero de 2023, convirtiéndose en la catástrofe más mortífera de su historia moderna. La magnitud de la devastación y los costes de reconstrucción, estimados en 100.000 millones de dólares, han supuesto una carga aún mayor para la ya frágil economía del país. Sin embargo, a pesar de las dificultades de Kahramanmar, Albayrak se negó a abandonar su ciudad natal. Dice que aprendió a apreciar la vida y las cosas que solía dar por sentadas, como la electricidad y el agua, cuando todo se derrumbó.
"Después del terremoto nos dimos cuenta de lo valiosas que son estas cosas, lo valioso que es un par de calcetines y agua caliente", dijo.
A Cuma Kayan, un vendedor de electrodomésticos de 51 años, le inspira una esperanza inquebrantable similar. "No podemos abandonar nuestra ciudad... Tenemos que revivir Kahramanmaras", afirmó. Añadió que estaba satisfecho con el ritmo de la reconstrucción y la labor de rescate y socorro del gobierno turco.
"Tras el terremoto, el gobierno nos apoyó con alimentos y nos perdonó los impuestos", dijo, añadiendo que el gobierno también estaba proporcionando ayuda financiera.
Sin embargo, también expresó su deseo de que continuaran los trabajos de demolición coordinados para poder planificar un nuevo futuro para su barrio y la ciudad. En Kahramanmar y en las ciudades vecinas se están construyendo miles de apartamentos subvencionados por el gobierno, y el presidente Recep Tayyip Erdogan se ha comprometido a entregar 319.000 nuevas viviendas antes de febrero de 2024. El sábado, algunos evacuados recibieron las llaves de más de 7.000 viviendas recién terminadas en Hatay, otra provincia duramente golpeada por los terremotos del año pasado.
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