He aquí el mensaje del Papa Francisco a los peregrinos de la República Checa, pronunciado el sábado 29 de marzo por la tarde, al comienzo de la misa celebrada en la basílica vaticana por el cardenal Duka. El cardenal Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, también acudió a saludar a sus compatriotas. Proclamad el Evangelio "sin miedo a las dificultades y a los obstáculos", exhorta el Papa Francisco en su mensaje, pues "quien confía en Dios nunca es abandonado".
PAPA FRANCISCO
Queridos hermanos en el ministerio episcopal,
queridos sacerdotes, monjas y religiosos,
queridas hermanas y queridos hermanos en el Señor
Quería estar con vosotros personalmente para compartir este momento de fe y comunión, pero debido a mi convalecencia me uno a vosotros espiritualmente y os agradezco de corazón vuestras oraciones.
Saludo cordialmente a todos los que habéis venido de la República Checa a Roma para hacer una peregrinación nacional en este Año jubilar. Saludo con gratitud al Presidente de la Conferencia episcopal, mons. Jan Graubner, a todos los obispos, sacerdotes, personas consagradas y laicos presentes. Vuestra peregrinación es un signo concreto de vuestro deseo de renovación de la fe, un fortalecimiento de vuestro vínculo con el sucesor de Pedro y una confesión gozosa de vuestra devoción al Señor, que camina siempre con nosotros, nos sostiene en las pruebas y nos llama a ser testigos de su paz y de su amor. Él es fiel a sus promesas y, por eso, la esperanza no falla nunca (cf. Mt 25, 20). Roma 5,5; Bula Spes non confundit).
Tu camino de fe sigue la rica tradición cristiana de tu país, iluminada por el testimonio de San Vojtěch, Cirilo y Metodio y muchos otros. Estos santos llevaron la luz del Evangelio con valentía y paciencia incluso a lugares donde parecía imposible. Su ejemplo nos enseña que la misión cristiana no se basa en resultados visibles, sino en la fidelidad a Dios. También nosotros estamos llamados a anunciar el Evangelio con confianza, sin miedo a las dificultades y los obstáculos. San Pablo nos recuerda: "Yo planté, Apolos regó, pero Dios dio el crecimiento". (1 Kor 3,6). Nuestra tarea es sembrar y regar con amor y perseverancia sin desanimarnos.
Dios nos pide que ofrezcamos lo poco que somos y lo que tenemos. Recordemos los cinco panes y los dos peces: en las manos de Jesús se convirtieron en alimento abundante para las multitudes (cf. Mt 5, 13). Monte Lo mismo sucede con nuestros esfuerzos de fe: si los confiamos al Señor con un corazón generoso, Él los multiplicará y los hará fructificar de un modo que no podemos imaginar. Por eso no debemos perder nunca la confianza. Dios actúa incluso cuando no vemos resultados inmediatos. La historia de vuestros santos nos lo enseña: recordemos la perseverancia de Juan Nepomuceno y de muchos otros testigos de la fe en vuestro país. Sus vidas nos muestran que quien confía en Dios nunca será abandonado, ni siquiera en tiempos de prueba como la persecución.
Caminemos juntos, pastores y pueblo, por esta hermosa senda de la fe. Apoyémonos mutuamente y, con nuestra vida, convirtámonos en testigos de paz y esperanza en un mundo que tanto las necesita, incluso en Europa. Nuestra fe no es sólo para nosotros, sino que es un don que debemos compartir con alegría.
Confío vuestra peregrinación a María, Madre de la Esperanza, para que os fortalezca en la fe, la esperanza y el amor. De corazón, os bendigo a todos y a vuestra nación. Y, por favor, rezad por mí.
Ciudad del Vaticano, 26 de marzo de 2025
Las palabras del Papa fueron leídas por el Secretario General de la Conferencia Episcopal Checa, P. Roman Czudek, durante la Misa presidida por el Arzobispo Emérito de Praga, Cardenal Dominik Duka, el sábado 29 de marzo en la Basílica de San Pedro. A la celebración asistió también el Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien también dio la bienvenida a los peregrinos en nombre del Papa, recibió su regalo para el Papa y saludó a todos los compatriotas, especialmente a los que vinieron de su Brno natal:
"Queridos hermanos y hermanas peregrinos de la República Checa, os doy una calurosa bienvenida a la peregrinación al Vaticano en nombre del Papa Francisco. Quisiera transmitiros su gran agradecimiento y sus saludos, y aseguraros su cercanía a cada uno de vosotros. Lamentablemente, esta vez no podrá reunirse con vosotros en persona. Por ello, con mucho gusto entregaré su donativo al Santo Padre. La limosna siempre ha formado parte de la Cuaresma, junto con la oración y el ayuno. Este Año Jubilar es ante todo un año de esperanza. La generosidad de los cristianos ayuda a expresar visiblemente la providencia de Dios. Da esperanza a los que dan y a los que reciben. Una vez más, os doy la bienvenida, compatriotas míos, a San Pedro. Os deseo muchas gracias de Dios en esta santa peregrinación. Quiero reiteraros que el Santo Padre os envía a todos su saludo más cordial. Y saludo especialmente a todos los que habéis venido de mi Brno natal. Saluda en casa".
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