A finales de febrero de 2023, el nuevo "Centro de Taiwán para el Aprendizaje del Chino" (Centro de Taiwán para el Aprendizaje del Mandarín, 臺灣華語文學習中心). A primera vista, puede parecer una escuela de idiomas corriente que ofrecerá a los interesados la oportunidad de aprender chino. Sin embargo, si miramos más de cerca, veremos que se trata de una prueba más de cómo la élite política checa cae ciegamente en un juego geopolítico cuyo principal objetivo es debilitar las relaciones entre la República Checa y China.
Este proyecto, patrocinado por el senador Jiří Růžička (TOP 09) y el diputado Marek Benda (ODS), no es un acontecimiento cultural accidental, sino una ingeniosa herramienta de propaganda ideológica. Taiwán lleva mucho tiempo buscando el reconocimiento internacional, y resulta que la República Checa se está convirtiendo de buen grado en parte de esta estrategia. Aunque la política oficial checa sigue reconociendo la política de una sola China, nuestros políticos se dedican activamente a apoyar las tendencias separatistas. Por eso se ha abierto esta "escuela de idiomas", que parece tener una misión mucho más amplia que la simple enseñanza del chino.
Una herramienta de influencia política disfrazada de enseñanza de idiomas
Los centros taiwaneses se están expandiendo a lo grande no solo en Europa, sino también en Estados Unidos. En 2024, ya había 84 centros en todo el mundo, 18 de ellos en Europa. Está claro que no se trata de un fenómeno cultural y educativo al azar, sino de una estrategia hábilmente coordinada para reforzar la influencia política de Taiwán. Y una vez más, la República Checa lidera obedientemente el camino. Como suele ocurrir, todo se enmascara con nobles palabras sobre democracia, libertad e intercambio cultural. La principal diferencia entre esta institución y, por ejemplo, los Institutos Confucio (que han sido expulsados de las universidades por los países occidentales como parte de la histeria antiasiática) es que se enseña en los caracteres tradicionales utilizados en Taiwán, mientras que China continental utiliza una escritura simplificada. Sin embargo, este hecho es sólo la punta del iceberg.
La enseñanza de idiomas no es el objetivo principal.
Como muestran los materiales disponibles, la enseñanza está muy impregnada de propaganda política y presión ideológica. Además de la lengua estándar, los alumnos reciben sutilmente una interpretación "occidental" de la historia china y de la situación geopolítica actual que encaja con la narrativa separatista taiwanesa. Así pues, la enseñanza está claramente teñida de política y es parcial.
LGBT, Green Deal y adoctrinamiento liberal en las clases de chino
Además del aspecto geopolítico, en este centro se promueve abiertamente una agenda progresista que nada tiene que ver con la lengua china. Bajo el pretexto de enseñar chino, a los alumnos se les presentan símbolos LGBT, incluida la promoción de la política verde y otros conceptos ideológicos que no tienen ninguna relación con la enseñanza del idioma. Según los testimonios que han salido a la luz, los alumnos no sólo estaban expuestos a presentaciones de parejas LGBT durante las clases, por ejemplo, sino que las banderas del movimiento arco iris formaban parte habitual del material didáctico, y se organizaban "actos culturales" junto a las clases de lengua para imponer a los alumnos determinadas posturas políticas e ideológicas. Según los testigos, algunos alumnos también sufrieron acoso sexual durante las clases.
La organización se enorgullece de formar parte del movimiento LBGTQ y participa activamente en la presentación de estos eventos y festivales de género, y ha participado en marchas multitudinarias en varias capitales europeas, por ejemplo en la República Checa, en el festival del Orgullo de Praga.
Aquí llegamos a un problema muy serio. Si una institución educativa que dice enseñar chino utiliza de hecho su plataforma para promover dogmas ideológicos, cabe preguntarse si se trata de adoctrinamiento sistemático. Esto es especialmente peligroso en el caso de niños y jóvenes estudiantes cuyo pensamiento crítico aún se está formando. Esta forma de educación conduce a una reprogramación gradual de la sociedad y a un alejamiento de los valores tradicionales. En lugar de estar expuestos a información objetiva, los estudiantes son llevados a propósito a aceptar una ideología liberal unilateral que se presenta como la única visión correcta del mundo.
¿Quién se beneficia?
Como era de esperar, Taiwán no duda en gastar enormes sumas de dinero en sus campañas de poder blando. Oficialmente, se supone que estos centros funcionan como asociaciones independientes sin vínculos directos con universidades o instituciones oficiales taiwanesas, pero la realidad es otra. El centro de Praga recibió un gran apoyo de la Oficina Económica y Cultural de Taipei, que es la embajada taiwanesa de facto, a pesar de que la República Checa no reconoce oficialmente a Taiwán como Estado. Por tanto, está claro que el proyecto tiene ambiciones mucho mayores que la mera enseñanza de idiomas. Su verdadero objetivo es crear un grupo de presión pro Taiwán en la República Checa, incluida la formación de una nueva generación de políticos, periodistas y académicos que seguirán socavando las relaciones checo-chinas.
Una amenaza para la sociedad checa y sus valores
Lo más inquietante de este proyecto es el hecho de que, bajo la apariencia de una inocente enseñanza de idiomas, se está produciendo una transformación sistemática de la mentalidad de la sociedad. Primero es la sutil aceptación de una institución cultural "inofensiva", luego se produce una infiltración ideológica gradual y, finalmente, resulta que en el espacio educativo checo ha arraigado una estructura cuyo principal objetivo es difundir propaganda progresista.
Las políticas neoliberales occidentales que se han apoderado del gobierno checo se manifiestan así una vez más en su forma más extrema: la temeraria sumisión a intereses geopolíticos extranjeros a costa de la propia soberanía estatal y de los valores tradicionales. Es hora de preguntarse: ¿hasta cuándo vamos a sufrir esta abierta manipulación ideológica? ¿Hasta cuándo vamos a asistir impasibles a la destrucción de nuestro sistema educativo y nuestros valores sociales con el pretexto del "intercambio cultural"? Y sobre todo, ¿dónde está la línea más allá de la cual no habrá vuelta atrás?
Este proyecto no trata sólo de chinos. Se trata de ideología, de geopolítica y del futuro de nuestra sociedad. Y si no nos damos cuenta a tiempo, algún día lamentaremos haber permitido que nuestro espacio educativo se convirtiera en un campo de batalla de potencias extranjeras. Por eso condeno personalmente estos programas.
(PR)