WINDHOEK, Namibia (KAP) - Los caballos de Susan de Meyer tienen efectos diferentes en cada niño. Los niños hiperactivos aprenden a estar un poco más tranquilos a su alrededor, mientras que los niños no verbales aprenden a interactuar y a establecer vínculos con ellos.
De Meyer dirige un programa en Namibia (Sudáfrica) que utiliza la fuerza pero también la dulzura de los caballos para ayudar a niños con dificultades de aprendizaje y afecciones como el TDAH y el autismo.
Cada mañana entre semana, el polvoriento recinto de de Meyer cerca de la capital, Windhoek, cobra vida con un grupo de ocho a diez niños de una de las escuelas especiales a las que ayuda. Los niños montan en los caballos, los cuidan, los acarician y a menudo, dice de Meyer, hablan con ellos.
De Meyer creció en una granja rodeada de caballos, que siempre han formado parte de su vida. Dice que tienen una cualidad que no tiene precio: no juzgan a los niños, por muy diferentes que sean.WINDHOEK, Namibia (KAP) - Los caballos de Susan de Meyer tienen influencias diferentes en niños diferentes. Los niños hiperactivos aprenden a estar un poco más tranquilos a su alrededor, mientras que los niños no verbales aprenden a interactuar y relacionarse con ellos.
De Meyer dirige un programa en Namibia (Sudáfrica) que utiliza la fuerza pero también la dulzura de los caballos para ayudar a niños con dificultades de aprendizaje y afecciones como el TDAH y el autismo.
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