Foto: Humanité.fr/ La actriz Selena Gómez en la película Emilia Pérez, del director francés Jacques Audiard.
Why not Productions/Pathé Films/France 2 Cinéma/Saint-Laurent Productions/Shanna Besson
¿Será el deseo de recoger el testigo del mejor cineasta del mundo? Sea como fuere, a Jacques Audiard le gusta variar los placeres del lenguaje en sus películas. Lenguaje de signos en Sur mes lèvres, chino en Les Olympiades, corso y árabe en Un prophète, tamil en Dheepan e inglés en Les frères sisters. Ahora se atreve con el español con acento mexicano en Emilia Pérez, un musical fascinante con el tráfico de drogas como telón de fondo. Camille y Clément Ducol mezclan de forma explosiva la trilogía literaria de Don Winslow (Dogclaw, Cartel y Frontiers), inspirada en la vida de El Chapo, el jefe del cartel de Sinaloa, y el contemporáneo Jacques Demy. También hay interludios cómicos, melodrama y thriller. Es mucho para una sola película. Y la exploración de Audiard no termina ahí. Formalmente, también se toma muchas libertades: superposiciones, fundidos, pantallas divididas, secuencias con teléfonos móviles. Y sin embargo, este exceso funciona, conmueve, incluso asombra.
Una dosis de teatro, ópera bufa y una buddy movie de género neutro.
Rita (Zoé Saldana), una brillante abogada, queda a la sombra de un prestigioso bufete. Está cansada de que no se aproveche todo su potencial. Por no hablar de todas las penurias que tiene que pasar para salvar a los poderosos y garantizar su impunidad. Se le ofrece una improbable salida cuando Manitas (Karla Sofía Gascón), un poderoso narcotraficante, le pide que le ayude a convertirse en lo que siempre ha querido ser: una mujer. No importa que algunas de las ambigüedades del guión no sean muy creíbles. Emilia Pérez es una instantánea de teatro y ópera buffa, así como una buddy movie sin complejos sobre un intento de redención que se enfrenta a toda una oligarquía. Es divertida y conmovedora, impulsada por Karla Sofía Gascón, una actriz transexual que interpreta un doble papel que la enfrenta a su propia historia, y una Zoé Saldana llena de vitalidad. Encantada.
Michael Melinard
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